Calidad en Educación
Componentes de la calidad educativa: Formación continua de formadores

Es una condición necesaria que las instituciones educativas cuenten con docentes con un dominio adecuado del contenido, actualizados en cuanto a los nuevos conocimientos, con baja o nula resistencia a las transformaciones y cambios que ocurren cotidianamente, y comprometidos con la realidad de sus comunidades y regiones. Con estas competencias debe comprometerse el docente mismo y ser fomentadas por la institución en la que se encuentra. Siendo los docentes una figura clave en la formación de niños y jóvenes, esta complejidad de factores debe confluir íntegramente.

Su obligación como profesional consiste en revisar periódicamente su propia práctica docente con el fin de mejorar la calidad de la misma, de su pedagogía y de la toma de decisiones. A su vez, debe continuar desarrollando su conocimiento teórico y práctico, mediante la reflexión y el estudio propios, como por medio de la interacción con otros profesionales del área.

Los mecanismos para constatar la voluntad del docente para su perfeccionamiento, es la evaluación del desempeño en la que, de manera general, emiten sus criterios los estudiantes, los superiores, el equipo de colegas y los directivos. Para el segundo caso, las políticas y mecanismos de la institución para el desarrollo, formación y profesionalización continua de los docentes, se ha convertido en un criterio de calidad educativa medido por organismos gubernamentales, así como convertido en una política de Estado, como lo es en casi todas las regiones de Iberoamérica

En el ámbito internacional, diversas son las estrategias para integrar o lograr una participación activa de la familia en la escuela. Las más reconocidas son las mencionadas a continuación:
  • 1. Los consejos escolares formados por directivos, docentes y padres de familia. En ellos los padres tienen la facultad de intervenir en la elaboración de los proyectos educativos, en el desarrollo curricular, en el reglamento del régimen interno de la escuela, así como en el establecimiento de las sanciones y vigilancia de las desviaciones que puedan ocurrir en su implementación. En esta organización los padres aprueban los documentos que contienen las bases fundamentales de la educación de sus hijos. Tienen la capacidad para intervenir en cuestiones de gestión, dirección y control de la institución.
  • 2. Relación de padres con tutores: esta estrategia es considerada de participación personal. En cada institución debe existir la función de tutoría y asesoramiento de estudiantes. Este proceso se recomienda sea acordado y llevado conjuntamente con los padres.
  • 3. Las asociaciones de padres, de alumnos y escuela de padres, constituyen otra estrategia de participación para-institucionales que involucran a los familiares en el proceso formativo. Aunque es de carácter voluntario, en ambas organizaciones se pretende promover actividades de recreación y convivencia entre los distintos actores de la comunidad educativa. También pueden participar en el proyecto educativo del centro, en la programación general, la solución de conflictos, la organización de actos para que con ello obtengan una mejor visión de la institución.
Aunque se observa un predominio de la importancia de este componente en la educación primaria y secundaria, el papel de la familia en la orientación de los jóvenes de la educación media superior y superior, es igualmente relevante. La existencia de una comunicación sana, pertinente con la edad, la estimulación al estudio y a aspectos asociados al desarrollo personal, a los conflictos propios de la edad, así como al aprovechamiento del ocio, pueden ser algunos de los elementos de las relaciones familia–estudiante que beneficiarían su aprovechamiento académico en esos niveles.