Desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días han ido surgiendo toda una serie de formas de investigar en educación contrapuestas a otros modelos incipientes de investigación empírica cercanos a un enfoque positivista. Así, el estudio de campo, término empleado por antropólogos y sociólogos, mediante el que se enfatiza el hecho de que los datos se recogen en el campo y no en el laboratorio u otros lugares controlados; la investigación naturalista cuando se desea destacar que el investigador se sitúa en el lugar natural donde ocurre el suceso en el que está interesado, y los datos se recogen también por vía de medios naturales: preguntando, visitando, mirando, escuchando, entre otros, y la etnografía, método particular de investigación seguido básicamente por los antropólogos con la intención de describir la cultura de un contexto.
Como recuerda LeCompte (1995), los términos utilizados para conceptualizar a cada uno de estos enfoques denotan la importancia de los constructos de los participantes, o los significados que los sujetos de la investigación asignan a sus acciones, el contexto del estudio, la relación entre el investigador y los que están siendo estudiados, los procedimientos y técnicas para la recogida de datos, los tipos de evidencias aducidas en apoyo de las afirmaciones realizadas, así como los métodos y la importancia del análisis empleado.
Así pues, los términos señalados son mucho más exactos y precisos que el término cualitativo, que simplemente hace referencia al tipo de datos que se maneja y deja que, subrepticiamente, se vaya introduciendo algo realmente incierto, como es que los investigadores cualitativos no cuantifiquen, midan o cuenten algo.
No obstante, a pesar de su menor significado sustantivo, progresivamente se ha ido introduciendo el término investigación cualitativa. Como muestra de ello han aparecido toda una serie de obras que emplean este concepto, destacando las de Bogdan y Biklen (1982), Denzin y Licoln (1994), Glesne y Preskin (1992), Lecompte, Millroy y Preisle (1992), Maxwell (1996) y Morse (1994). Un primer acercamiento a la bibliografía sitúa bajo el mismo nombre a todas aquellas perspectivas de investigación que emergen como alternativa al enfoque positivista (cuantitativo) dominante en el campo de las ciencias sociales desde el siglo XIX.
En definitiva, bajo el concepto de investigación cualitativa englobamos a toda una serie de tendencias en la investigación, cada una de ellas con sus características diferenciales. Preferimos emplear el término investigación cualitativa para situar en él toda esta gran diversidad de enfoques y corrientes de investigación: estudio de campo, investigación naturalista, etnografía, entre otros.