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El carácter permanente del proceso de investigación implica, además de la continuidad en el seguimiento y la creación de instrumentos de trabajo, los siguientes elementos:

Formación	Un investigador debe ser capaz de plantear y de llevar a cabo un proyecto de investigación en todos los aspectos de que necesita tal trabajo, de la preparación a la síntesis, pasando por la metodología, las técnicas de muestreo, los trabajos de campo, procesamiento de datos y análisis. La formación del investigador incluye también los trabajos de estudio sectorial y de diagnósticos, los que muchas veces son de gran importancia especialmente cuando escapan a su carácter estático y meramente descriptivo.
Rigor científico	En cualquier trabajo de investigación, la exigencia de un cierto nivel de rigor científico-técnico debe permitir una explicación social de los resultados obtenidos cuyos fines pueden abarcar una serie de universos distintos.
Método	Cada proyecto de investigación nace de una problemática teórica y/o práctica que tiene que ser resuelta y que por tal está centrada alrededor de un tema cuya realización hace o se establece mediante una hipótesis. La calidad y cantidad de las hipótesis que se formulen dependerán de alguna de las siguientes características: El alcance, riqueza y amplitud de los conocimientos que el investigador posea y pueda aplicar al análisis de un problema. La versatilidad y discriminación con que se seleccionen los hechos, se elaboren conceptos, se identifiquen relaciones y se les organice pautas de explicación significativas.
Infraestructura	La existencia de una infraestructura científica de apoyo es otra dimensión de mucha importancia que depende del nivel de desarrollo científico-tecnológico y de la investigación de cada país, o bien, de cada región. Sin esta condición es muy poco lo que se puede hacer en materia de investigación.