Con el siglo XX y el auge de las nuevas ciencias, llega el estudio científico y riguroso de la política educativa. Enmarcada por las normas científicas del Derecho, la Politología, la Historia y la Sociología, comienza el difícil camino de la epistemología en el terreno político-educativo.
Investigaciones bajo metodologías rigurosas, sociedades científicas, publicaciones y congresos, dan cuenta del enorme esfuerzo realizado por dar validez científica a la materia que ahora nos concierne. Y aunque la fundamentación estrictamente científica de la política educativa aún no llega a su término, hoy podemos decir que su estudio teórico cabe perfectamente en la denominada Filosofía de la Educación. Denominación que otorga a la política educativa la posibilidad de fijar los principios y fines de la educación, como una materia que a través del análisis y el estudio adecuado, es capaz de proponer soluciones a complejos problemas que sientan sus bases en la educación.
Quizá sea este el motivo de la inclusión de la política educativa en muchos de los currículos académicos de las universidades más prestigiadas y reconocidas por su calidad educativa; del mismo modo, es prudente mencionar el alto número de investigaciones y publicaciones relacionadas con la planeación, administración o gestión de la política educativa como un reflejo de su creciente estudio científico.