Cualidades tradicionales: vocación y moral
El discurso pedagógico moderno no se constituye negando las definiciones clásicas del maestro, al contrario las recupera y complementa con algunos otros requisitos. Veamos lo que se pensaba en épocas anteriores, iniciando con la siguiente definición:
Es decir, el oficio de profesor requiere mucho más que el saber, requiere de una serie de cualidades de carácter ético – moral. La primera y más importante es la vocación, la cual se complementa con un conjunto de virtudes de todo tipo y permea en toda definición pedagógica de la función docente.
En este ámbito existen dos tipos de vocaciones: una natural (la auténtica y deseable) y otra "artificial", resultado de un esfuerzo analítico y de una disciplina particular para otorgarle toda la fuerza de la primera, ya que no se trata de elegir ser maestro entre otros oficios posibles sino de responder a un llamado interior, ya que desde tiempos antiguos la profesión tiene un bajo grado de recompensas materiales y bajo reconocimiento social.

Por otro lado, y como ya mencionamos, el carácter sagrado de la misión del maestro explica la insistencia en definir las cualidades sobre el polo moral-efectivo más que sobre el polo racional-cognitivo, lo cual se corresponde también con la misión dominante asignada a la institución escolar en la etapa del desarrollo del Estado-Nación en México. La escuela estaba orientada a formar ciudadanos más que hombres sabios. En este proyecto político-ideológico el maestro y la escuela eran educadores, la institución entendida como transmisión del conocimiento y desarrollo de habilidades, tenía un papel subordinado, razón más para que el maestro fuera definido como prototipo o paradigma del ideal que se pretendía formar.



Por otra parte, en épocas pasadas se pensaba que así como en el ejército se hace una selección de individuos y sólo aceptan para el servicio aquellos que tienen una conformación determinada, así el cuerpo docente y en las escuelas normales deberían exigirse ciertas condiciones, comlas que se mencionan a continuación:

Cómo puedes observar, el carácter material y externo de la disciplina dominante en esa época hace que se dé gran importancia a las características físicas y de presentación de los encargados de ejercer el magisterio.
La autoridad debía basarse en la "energía", la "robustez" y, por último, en "la fuerza".
El maestro vigilante debe poseer las cualidades a inculcar, y además debe estar en condiciones de reprimir cualquier manifestación de desorden que se presente en el aula.
La educación moral del alumno, sin otra mediación que la persona del maestro, debía transcurrir por la vía del ejemplo, como lo dice Dolores Correa Zapata, este cúmulo de exigencias del oficio se fundamenta en la creencia de que el maestro debía tener más de lo que debía inculcar, ejerciendo una fuerte presión sobre la persona de cada individuo dispuesto a tomar esta profesión.
Dicha presión se hace más fuerte cuando se agrega al perfil clásico del maestro características que se derivan del desarrollo de la creencia y la pedagogía modernas. Entonces, un buen maestro es una combinación histórica de vocación, cualidades morales, conocimiento pedagógico y conocimiento de contenido.
Para conocer un poco más del tema da lectura a los siguientes textos:
- El oficio de maestro. El profesor, una persona llena de cualidades. Recuperado de http://eloficiodemaestro.blogspot.mx/2013_02_01_archive.html
- Pizarro Pizarro, Marino. El oficio de maestro. Recuperado de http://www.institutodechile.cl/home/images/stories/ELOFICIODEMAESTRO.pdf
Para finalizar este tema y con lo que has visto de las cualidades tradicionales del profesor, reflexiona la siguiente pregunta:
¿Crees que efectivamente perduran la vocación y la moral como características ideales del profesor moderno?
Continúa este interesante análisis reflexionando cómo se ha dado el reconocimiento social de la profesión docente.